De nuevo llega el fin del círculo. Otro añito más toca usar la calabaza como ofrenda, y dejar una vela
encendida en la ventana, para que los espíritus que esta noche están tan cerca de nuestro plano, puedan guiarse por las luces. Serviremos un plato vacío con nuestra ofrenda en la cena, para que aquellos espíritus cansados puedan reponer fuerzas y continuar su camino.
Si pensamos que hay algún espíritu que nos persigue o nos molesta, es un buen ritual en el que podemos darle nuestra ofrenda para firmar la paz, y dejarle irse con los suyos.