Tumbados sobre una superficie dura, y al tiempo que escuchamos una música de suave líena melódica (preferentemente instrumental), nos colocaremos un cuarzo rosa en el centro del pecho.
Mientras nos relajamos respirando pausadamente durante cinco minutos, centraremos toda la atención en percibir el ligero peso del cristal sobre el pecho. Para intensificar sus efectos benefactores, podemos rodear el cuarzo rosa con cuatro puntas de cuarzo hialino. Si las puntas están orientadas hacie fuera, contribuirán a reducir la tensión emocional; si están orientadas hacia el cuarzo rosa, contribuirán a reequilibrar el flujo de energía emocinal.
El ejercicio puede hacerse también sin necesidad de los cuarzos hialinos.
Estas sesiones no deben durar más veinte minutos, y son aconsejables una vez a la semana, preferentemente en ayunas.
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