Por su posición suspendida, la campana se halla simbólicamente en ese espacio místico de comunicación entre el cielo y la tierra; sus ondas sonoras tienen un significado esotérico de purificación y creación. Exponiendo nuestro cristal a las vibraciones del sonido de una campana podemos descontaminar el campo de energía negativa y recargarlo positivamente. Tan efectivo como este sonido es el sonido de un diapasón, o de un cuenco o gong tibetanos.
Podemos usar también sonidos grabados a través de un altavoz, pero siempre será más recomendable usar una fuente de sonido original.
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