
Esta práctica debe realizarse en el dormitorio, cuando en la casa reine la tranquilidad. Puede ponerse música relajante a bajo columen y mantener el ambiente a oscuras.
Acostados boca arriba en la cama se coloca una aventurina verde en el punto correspondiente al chakra corazón. Para reforzar el efecto, pueden añadirse otras dos: una en la punta del esternón y otra en la unión de los huesos de la clavícula. Se concentra la mente en la respiración, tomando y soltando aire acompasadamente. El diafragma se eleva y desciende junto con las piedras, entrando en contacto con sus vibraciones armónicas que, paulatinamente, harán que el ritmo cardíaco sea cada vez más suave. Esto favorecerá primero la completa relajación, y luego el sueño profundo.
El ejercicio debe repetirse cada noche hasta que el problema quede resuelto.
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