Las personas que padecen un estado de depresión experimentan un profundo sufrimiento. Todas ellas comparten la sensación de tristeza, culpa, desolación, desesperanza... Este ejercicio puede aportarles, precisamente, algo de esperanza.
Antes de iniciar el ejercicio encenderemos una vela blanca y apagaremos la luz para trabajar en semipenumbra. Nos sentaremos en un taburete o en una silla, procurando mantener la espalda recta pero sin tensiones, y con los pies bien apoyados en el suelo. En la mano izquierda sostendremos un diamante (puede estar engarzado en alguna joya que tengamos) a la altura de los ojos.
Sin parpadear, miraremos fijamente el diamante mientras vamos concentrándonos en la respiración, inspirando y espirando por la nariz.
A continuación, imaginaremos que el diamante aumenta de tamaño con cada inspiración y que su luz, cada vez más potente, nos invade penetrando por el tercer ojo y recorriendo los otros chakras hasta alcanzar el de la corona. En cada respiración abandonaremos las sensaciones negativas que nos oprimen, y al inspirar interiorizaremos la paz y serenidad que nos aporta la luz blanca del diamante.
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