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sábado, 26 de mayo de 2012

Aura y Chakras

La energía que recorre el mundo fluye a través de nosotros. La energía física la ingerimos a través de la luz, la comida, o la reponemos a través del sueño; y la gastamos en esfuerzos, pensamientos, trabajo, etc.. Es un ciclo constante que, sin embargo, no cuenta sólo con la energía más palpable y básica, sino también con la energía de los sentimientos, nuestra fuerza interior, nuestra voluntad, y nuestras relaciones con los demás y todo aquello que nos rodea. La energía de este mundo nos recorre de forma muy ligada al alma, al espíritu o a la conciencia, como prefiráis llamarlo. Ésta entra por lo alto de nuestra cabeza, se almacena en nuestro cuerpo, recorre hasta la última de nuestras células, y vuelve a salir. Todo en un círculo infinito del que, inevitablemente, formamos parte.

De la misma manera que por nuestro cuerpo fluye la sangre, la linfa y toda una multitud de fluidos orgánicos, también lo hace la energía. Al igual que el Sistema Nervioso, nuestro, llamémoslo, "Sistema Energético" expande una tupida red de terminaciones y ramificaciones que surcan todo nuestro organismo. A través de él fluye nuestra energía, nutre nuestro estado físico, recorre nuestro cerebro e integra tanto cuerpo como mente y alma, o espíritu.

Esta energía transmite vibración hacia el exterior, "resuena", y todos somos muy sensibles a ella, tanto con otros animales u objetos, como entre personas (especialmente entre personas). Algunas aseguran ser capaces de percibir los sistemas energéticos, de verlos correr bajo la piel como un cableado de luz brillante. Otros perciben la vibración en forma de un halo luminoso o aura que cambia de color según el carácter o el estado vibracional... Interpretaciones de la energía siempre ha habido muchas, y no voy a entrar en discusión de si la visión de auras es algo real o no (ya incluso se habla de "fotografías de auras" con cámaras Kirlian).

Esta energía se almacena (como todas) en nuestro cuerpo, escogiendo unos lugares específicos como reservas, diferenciadas y situadas estratégicamente dependiendo de su función. Estos lugares, además de ser  puntos de almacenamiento, también son "compuertas" o "válvulas" de entrada y salida de la energía, como un sistema de presas o canales. Funcionan de manera similar a las válvulas del corazón, o los nodos linfáticos o nerviosos. Aunque no podamos controlar del todo el flujo de la energía, como tampoco podemos detener nuestro torrente sanguíneo, el control de cada una de estas válvulas, que reciben comúnmente el nombre de chakras, puede ayudarnos a mejorar la fluidez de nuestra energía, y con ella, nuestra salud y nuestro estado psíquico-emocional.




Chakra, del sánscrito cakraṃ ("disco"), es la palabra que se utiliza en las religiones orientales, especialmente en el hinduismo, para definir los círculos o núcleos de poder inmensurable que posee el cuerpo humano. Generalmente se distinguen 7, aunque hay algunos que cuentan hasta 8, y otros que cuentan chakras secundarios situados en las palmas de las manos, los pies o el paladar. Normalmente estos chakras, o al menos la mayoría de ellos, pueden encontrarse en animales y en otros seres vivos, incluso los primitivos.
La situación de los chakras a menudo se representa de forma vertical, situados unos sobre otros, respetando la línea de la columna vertebral. Pero, teniendo en cuenta que la energía de nuestro cuerpo fluye como el agua, no es de extrañar que los chakras se muevan y no se encuentren siempre en el mismo lugar. A pesar de ello, cada uno tiene un lugar asignado que es, por así llamarlo, "el área de más alta posibilidad de encontrar cada chakra".


  1. Chakra Base: también llamado chakra raíz o muladhara. Se sitúa en la zona del pubis o la entrepierna. Relacionado con el elemento tierra, la energía que se almacena en él es la relacionada con el instinto, la supervivencia y la seguridad. Es el que nos permite echar raíces y asentarnos. Las personas inseguras, ansiosas o con problemas de autoestima suelen tener el chakra cerrado, bloqueado o desviado. Normalmente, la desviación de este chakra suele alterar la fludiez de todos los demñas. Su color es el rojo.
  2. Chakra Sacro: Suadhisthana. Situado en el bajo vientre o sobre el ombligo. A menudo en las mujeres baja de posición, hasta los ovarios, por el ciclo menstrual o por la ovulación. Relacionado con el agua, la energía de este chakra modula la emoción, las pasiones, la creatividad y la energía sexual. Es el chakra de la retención, y el de más capacidad de almacenaje de energía, por lo que su fluidez es esencial para el cuerpo y para los otros chakras. Se representa de color naranja.
  3. Chakra del Poder: Manipura, sobre el plexo solar, justo bajo el pecho. Es un chakra poderoso, identificado con el poder del fuego. Su energía suele ser la que provoca las subidas de vibración, y se encarga del control, la libertad individual, el poder personal, la voluntad y el dominio sobre la mente. Las personas posesivas dejan que este chakra subyugue a los demás, mientras que las personas más templadas permiten que simplemente mantenga el equilibrio energético en el cuerpo (que es para lo que sirve). Su color es el amarillo.
  4. Chakra Corazón: Anajata, en el centro del pecho, del elemento aire. Su energía se relaciona con el amor, la emoción, la compasión, el equilibrio y el bienestar. Es el verdadero balance del cuerpo, el que se encarga de equilibrar y sosegar a los demás. Normalmente, los desequilibrios en este chakra suelen suponer problemas energéticos difíciles e incumben a todos los demás. También entre sus utilidades, es el encargado de sanar y proyectar energía curativa hacia fuera a través de las manos y los pies. Su color es el verde.
  5. Chakra Garganta: Vishuddha. Se le atribuye el elemento éter. La energía de este chakra es la que vibra en nuestra capacidad de expresión y en nuestras palabras, es la energía que nos impulsa a crecer, tanto física como psicológicamente. A través de este chakra expresamos lo que sentimos y damos forma a nuestras emociones para demostrárselas a los demás. Típicamente desviado hacia arriba en personas charlatanas que "hablan mucho pero dicen poco". Aquellos con problemas de expresión, timidez o miedo escénico tienden a tenerlo cerrado o bloqueado. Su color es el azul.
  6. Chakra del Tercer Ojo: Agñá. Como su nombre indica, situado sobre el entrecejo. Chakra del poder psíquico, la intuición, la psicología y el poder extrasensorial. A menudo los que dicen ver auras o ser médiums u oráculos afirman tener este chakra especialmente desarrollado. Suele relacionarse con todo lo que signifique "ver lo invisible" o "creer en lo imposible", pero también es una gran fuente de poder en las personas lógicas y estrategas. Las personas con desequilibrios mentales suelen tener este chakra completamente cerrado, "no ven la realidad, sólo su realidad". Su color es el índigo.
  7. Chakra Coronario: o corona, Sajasrara. El chakra del sentido, la espiritualidad, la trascendencia y la evolución. Pero sobre todo, situado en lo alto de la cocorota, es la puerta de entrada de nuestro cuerpo para la energía espiritual. A través de él entra la energía y fluye por nuestro organismo. Normalmente se sitúa fuera del cuerpo, porque es el simbolismo de que estamos conectados irremediablemente con el exterior, con nuestro medio y con la energía de este mundo y del universo. Se le atribuye el color rosa, o el blanco, dependiendo del grado de importancia que cada cultura le de.
A través de las compuertas de los chakras podemos regular la energía de nuestro cuerpo, templarla, acelerarla, enviarla a un punto concreto, usarla para visualizar, para sanar, para pedir un deseo, para imaginar, meditar, o hacer magia... Controlar el flujo energético y los chakras conlleva años de práctica, y no es una tarea sencilla. Para aprender a controlar nuestra propia energía, debemos recorrer un dificultoso camino para conocernos a nosotros mismos y mirar con nuevas perspectivas el mundo en el que vivimos.
Sin embargo, gracias al poder de las piedras y los cristales, podemos acceder directamente a estas puertas, usando su vibración para sintonizar nuestros chakras con ellos, y tener así un manejo mejor, más focalizado y más sencillo de aprender y utilizar en el día a día. Podemos interpretar que, si los chakras son como puertas, las piedras serán nuestras llaves para abrirlas en una determinada dirección o para un determinado propósito.

Por eso, para aprender a mejorar nuestra salud con las piedras, aprenderemos unos sencillos ejercicios de meditación y visualización, y haré un listado de las piedras y cristales más utilizados en gemoterapia. Detallaré lo más que pueda sus principales cualidades, utilidades y, sobre todo, intentaré orientarlo para sanar los desequilibrios físicos, psicológicos y, sobre todo, emocionales, que es de lo que trata la intención principal de este blog.

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