Entrada destacada

ÍNDICE DE CONTENIDOS (CLICK AQUÍ)

jueves, 19 de junio de 2014

Los Kalushari

Los Kalushari son un tipo de espíritu de baja vibración y poco poder espiritual. Y son, con frecuencia, una fantasía pesadillesca, o más concretamente un terror nocturno, bastante reincidente entre los niños pequeños que todavía le tienen miedo a la oscuridad.
De todos es sabido que, de niños, sobre todo ante la incertidumbre de la noche, ese momento en el que estamos vulnerables sin la protección de la luz; tendemos a "ver cosas". Muchos aseguran que, debido a que nuestro cerebro está en crecimiento y a que nos encontramos en pleno desarrollo adquisitivo en el que la observación y el aprendizaje juegan un papel fundamental, nuestro tercer ojo está en modo ojiplático, y nuestras percepciones de lo que está en este mundo y lo que no se entremezclan, pudiendo ver aquellas cosas que, de mayores, empezamos a tachar de imposibles o inexistentes. De modo que, de algún modo, todos nacemos con un don para "ver", que apagamos con la experiencia en pos de la aceptación social, que estipula que la fantasía y la magia no llegan más allá de nuestra cabeza. Hasta qué punto esto es cierto, o se trata sólo de una forma de madurez en la que aprendemos que la imaginación nos juega malas pasadas, es algo que dejo a vuestro juicio.

Lo único que puedo deciros, es que hasta casi los 6-7 años de edad, yo recibía la visita de un Kalushari concreto.

Los Kalusari siempre se manifiestan de la misma forma: son siluetas negras, sin más contorno que el externo, completamente opacas, sin ojos, boca, rasgos ni nada que los defina. Son formas sencillamente oscuras, vacías, como sombras que, sin embargo, tienen su propia consistencia y parecen ser siluetas de cuerpos reales moviéndose en la oscuridad. Y siempre, por algún motivo, se presentan en forma un hombre alto con una larga gabardina y un sombrero.

Este tipo de espíritus no interceden con nosotros de forma directa. En mi caso, el Kalushari sólo aparecía cuando la puerta de mi habitación estaba entornada (razón por la que hasta hace relativamente pocos años dormía siempre con la puerta de par en par). Se asomaba, con medio cuerpo fuera y medio cuerpo dentro, y se queda observándome. No tenía ojos, pero sabía que, de algún modo, me miraba. Como mucho se acercaba a mi cama, merodeaba por la habitación, pero nunca me tocó, habló o trató de interaccionar conmigo de ningún modo.

Normalmente la pesadilla se terminaba cuando empezaba a llorar a moco tendido y mis padres encendían la luz. Durante muchos años dormí con estas lamparitas verdes nocturnas para vencer este y otros terrores nocturnos que me acechaban cuando era muy pequeña. Hasta que descubrí el sistema de la sábana antibalas (todos sabemos que si te escondes bajo la sábana nada malo te puede pasar XD). Después, a medida que fui creciendo, dejé de ver al Kalusari y no volvió a visitarme durante muchos años.

Hasta que, hace unos cinco años, cambié por completo mi habitación, cambiando la ubicación de la cama y obligándome a cerrar o entornar la puerta de nuevo para que no me molestasen las luces de la casa. Y durante las primeras noches volví a ver a mi viejo y sombrío amigo. En esas circunstancias me di cuenta de que realmente el tipo daba mala espina porque su vibración retumbaba en una frecuencia realmente baja, y provocaba una leve angustia similar a la que sentimos cuando queremos despertar de una pesadilla de la que somos conscientes.

No obstante esa última vez tenía las armas, los medios y la madurez necesaria para enfrentarme cara a cara
contra el Kalusari. Así que sin tapujos le pregunté, "¿Qué miras?". Y él, si responder, desapareció detrás de la puerta entornada, y nunca más se ha vuelto a manifestar en mi presencia.
No fue nada del otro mundo, pero me picó la curiosidad por saber si había algún tipo de espíritu o energía concreta con el que se identificara el Kalushari (cuyo nombre por entonces no conocía). Y a raíz de ir buscando terrores y pesadillas nocturnas del hombre de la gabardina, y de sombras que observan y se mofan de aquellos a los que atormentan, llegué a la palabra "Calusari", que además de una danza tradicional rumana (el "Calus"), también se traduce como "el que tapa las bocas de otros". Investigando, también he encontrado que muchas veces se representa al Kalushari llevándose el dedo a los labios de perfil, como indicando silencio, o tal vez guardando algún siniestro secreto. He llegado a la conclusión de que, tal vez, este tipo de espíritu sea capaz de proporcionarnos pesadillas de algún tipo concreto, o que se alimenten de las que nosotros tenemos. O quizá aparezca para beber de nuestros miedos e inseguridades, de forma que él nos mira y nos da mal rollo porque sabe que sabemos que él sabe cosas que no queremos que nadie más sepa, o conoce secretos nuestros muy profundos que no queremos revelar o afrontar.

Obviamente sopesé la posibilidad de que aquella imagen se repitiera en mi cabeza porque de niña quizá vi una imagen, o una película, en la que saliera un hombre con gabardina y sombrero tras la puerta y se me quedara inconscientemente grabada. Hasta me dio por ponerme Freudiana y tratar de explicar algún tipo de simbolismo relacionado con el Kalusari, para intentar ver un mensaje de mi subconsciente. No obstante, todas mis dudas se disiparon al comprobar, tras días de búsqueda por libros e internet, que la fantasía de un hombre de gabardina y/o sombrero observando a través de puertas y ventanas era algo bastante común en niños de diferentes países, algunos incluso vivían sin televisión y no tenían ninguna forma clara y explícita de llegar a desarrollar semejante imagen prototípica.

Qué es lo que quieren o qué hacen los Kalusari observándonos mientras dormimos es algo que aún no he comprendido. Por suerte cuento con tramas de piedras y cristales, hechas de obsidiana, cuarzo ahumado y howlita azul que ayudan a que entidades espirituales de este (y otros) tipo se mantengan alejadas de mi habitación.

Pero en muchos sentidos, al menos para mí, la existencia de los Kalusari sigue siendo un misterio.


1 comentario:

  1. El pequeño primo de un amigo, de 11 años en aquel entonces, me contó una vez, que cuando tenía 5 o 6 años "veía" exactamente un hombre/sombra con gabardina y sombrero negro.

    Tiempo después, le volví a preguntar sobre la misma cuestión, pero me dijo que no recordaba que él me habia contado esa anécdota (no recordaba absolutamente).

    Extraño que podamos olvidar esos encuentros...

    ResponderEliminar