Nuestra vida social constituye una parte muy importante de nuestra existencia, puesto que si estamos satisfechos con ella, nos aportará momentos de gran satisfacción y felicidad.
Este ejercicio lo realizaremos acostados en el suelo, con las piernas extendidas y abiertas a lo ancho de las caderas y los brazos estirados en cruz. Las palmas estarán boca arriba. Colocaremos el dalmatino en el chakra de la corona y un cuarzo rosa en el corazón, para que nos ayude a potenciar nuestra fe en la amistad.
Tras dedicar los primeros momentos a relajarnos con la ayuda de la respiración, visualizaremos situaciones positivas compartidas con nuestras amistades (una cena agradable, una fiesta sorpresa, el día de nuestra boda, un viaje de fin de curso, etc...). Hemos de procurar rescatar los sentimientos y emociones que la evocación de esa situación nos provoca... y recrearnos en ellos, sin prisas, saboreando la sensación increíble que supone el sentirse querido por nuestros amigos.
Dedicaremos todo el tiempo que deseemos a disfrutar de este ejercicio, y luego descansaremos unos instantes.
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