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martes, 22 de mayo de 2018

Programación de cristales

Un paso clave en la gemoterapia es la programación de los cristales. El éxito de nuestro trabajo con el cristal depende de que sepamos transmitirle el objetivo concreto que queremos alcanzar, y eso sólo lo lograremos estableciendo, desde el primer momento, una relación armoniosa con este microcosmos cristalino, dedicando a ello todo el tiempo que sea necesario.

¿Qué es programar un cristal?


Es dotar de una orientación o intención concreta al cristal con el que vamos a trabajar. Del mismo modo que un programa informático cumple una orden o función concreta, nosotres podemos establecer vínculos energéticos muy estrechos con los minerales y ordenar a sus energías que trabajen para lograr un objetivo concreto. Se podría decir que en la programación le comunicamos al cristal cuál es nuestra intención, el objetivo, que nos ha llevado a él: aliviar una enfermedad, meditar, superar algún trastorno psíquico o emocional, hallar protección....

1. Purificar el cristal


Es muy probable que no sepamos de qué modo ha sido utilizado el cristal antes de llegar a nosotres (cuál es su "historia"), o con qué personas ha entrado en contacto antes de acabar en nuestras manos. Desconoceremos también cuáles fueron las circunstancias ambientales que rodearon al cristal, o si alguien lo programó previamente y dicha pre-programación sigue siendo efectiva.

Por todo ello, si queremos que un cristal realmente nos resulte útil, primeramente hay que limpiarlo y purificarlo para erradicar cualquier vestigio de programación anterior y eliminar posibles residuos negativos. En este link encontraréis varias formas de limpiar y cargar cristales.

2. Sintonizar con el cristal


Sería un error esperar que nuestra comunicación con el cristal recién adquirido o encontrado se produzca de una manera inmediata y "milagrosa". Obviamente, en ocasiones podemos sentir una "llamada" o atracción especial por ciertos cristales concretos, pero esto no quiere decir que podamos ponernos a trabajar con ellos de manera inmediata, sólo que nuestras vibraciones parecen resonar de una forma peculiar. Sería como acabar de conocer a una persona con la que tenemos muy buen feeling desde el principio o que nos ha dado muy buena impresión nada más conocerla, y que empezáramos a tratarla con demasiada confianza o la llamáramos "mejor amigue" sin apenas haber llegado a profundizar en la relación. Sería raro, ¿no creéis?

Cada cristal posee una compleja estructura interna que lo convierte en un ser singular, capaz de emitir y transformar las vibraciones de otros seres con los que entra en contacto, y por ello mismo, al tratar de establecer una relación con él, al igual que nos ocurre con las personas, necesitaremos tiempo y paciencia para cultivar ese vínculo y hacerlo cada día más sólido y fructífero.

Lo más aconsejable es dedicarle un poco de nuestro tiempo cada día para observarlo (lo que puede convertirse en sí mismo en un sencillo ejercicio de meditación) y transmitirle nuestros deseos de sintonizar con él. Para ello buscaremos un lugar tranquilo (a ser posible, siempre el mismo) y, con el cristal ante nosotros, nos fijaremos detenidamente en sus colores, su brillo, sus grietas, impurezas... Es decir, en todo aquello que lo identifique y lo haga diferente a los demás. También podemos cogerlo, concentrarnos en la sensación que nos produce su contacto, su superficie lisa o granulosa, su calor o frialdad... Y poco, a poco, sin darnos cuenta, notaremos cómo el cristal responde de alguna forma a nuestras demandas y nos da lo que buscamos: paz, energía, concentración...

El que esto ocurra dependerá de nuestra sensibilidad, pero también de nuestra perseverancia. Deberemos tener paciencia y dedicar todo el tiempo que sea preciso a entrar en sintonía con nuestros cristales, siempre desde un estado de ánimo relajado y confiado. No todos los cristales querrán combinar sus energías con nosotres a la primera, y menos aún si nos frustramos o tratamos de obligarlos. Tenemos que convencerles y ganarnos su confianza poco a poco.

3. Establecer el objetivo


Cuando nos planteamos programar un cristal, las intenciones y los motivos pueden ser múltiples. Es posible que queremos beneficiarnos nosotros, pero también podemos plantearnos ayudar a otras personas con el trabajo que nos hemos propuesto hacer con el cristal.

Por ejemplo, si tenemos une amigue que está pasando por un mal momento, podemos programar un cristal visualizándolo feliz, en medio de un hermoso paisaje, compartiendo una comida con personas queridas o haciendo cualquier cosa que sepamos que le gusta y le hace sentirse bien. A partir de este momento, cuando utilicemos el cristal en nuestra meditación, potenciaremos su efecto si nos concentramos en el deseo de que nuestro amigo recupere su vitalidad.

4. Programar el cristal


Para programar un cristal, buscaremos un lugar tranquilo de la casa, si es posible el mismo que hemos utilizado para sintonizar con el cristal. Nos sentaremos o tumbaremos, y colocaremos el cristal ante nosotros, en nuestras manos o sobre nuestro chakra del tercer ojo.

Cuando estemos relajados y tranquilos, comenzaremos a visualizar claramente la situación u objetivo que queremos afrontar. Dejaremos que el cristal haga su efecto a través de nuestro chakra, y nos aporte la calma, serenidad, fuerza y confianza que necesitamos.

También podemos programar nuestro cristal con un pensamiento de amor hacia alguien querido, con la voluntad de culminar con éxito un proyecto, con el deseo de reconciliarnos con un hermano, de acabar con un miedo, celebrar una festividad, realizar un hechizo, desmontar nuestra ira... O bien podemos programarlo con el sonido energizante de la campana o el cuenco tibetano. Podemos también utilizar un recuerdo que nos hizo felices, o la imagen de un paisaje, un rostro... Algunas personas programan cristales llamando a deidades y entes espirituales o energéticos que tocan el cristal y lo bendicen, o que entran dentro y se alojan en su interior temporalmente para ayudarnos a lograr nuestros objetivos.
Las posibilidades son muchas, incluso podemos programarlo para enfrentarnos a situaciones concretas, como salir airosos de una entrevista de trabajo, prepararnos para una jornada estresante, preparar una protección mágica, o declarar nuestro amor a alguien. Cada cual tiene una manera de hacerlo que es única y personal, y lo más importante: le funciona.

Lo importante de este ejercicio, es que nos tomemos nuestro tiempo (alrededor de 15-20 minutos) y lo repitamos durante varios días. Visualizaremos aquello que queremos lograr, y trataremos de sentir calma y fuerza mientras lo hacemos. Pasados varios días (el número dependerá de lo importante que sea el cometido), probaremos simplemente a colocarnos el cristal sobre el tercer ojo sin pensar en nada, dejando la mente en blanco y concentrándonos en nuestra respiración. Si automáticamente, sin hacer ningún esfuerzo, nos viene a la mente la imagen que hemos estado practicando previamente acompañada de una sensación de serenidad, significará que el cristal ya está programado.

5. Recargar el cristal


Con el tiempo, tanto el uso como las limpiezas purificadoras que aplicamos a los cristales provocan el agotamiento de sus energías, por lo que conviene "recargarlos" de vez en cuando para que sus vibraciones sigan siendo armonizadoras y energizantes.

La exposición de cristales a la potente radiación del sol o de la luna tras su purificación, es uno de los principales métodos de recargas. Pero existen otros. Por ejemplo, si contamos con una gran colección de cristales en reposo, los colocaremos en forma de círculo, preferiblemente en un lugar bien iluminado, y visualizaremos cómo una potente luz blanca desciende desde arriba y baña todo los cristales, transformándose en un espectacular arco iris al tocarlos. Imaginaremos cómo los cristales absorben esa energía multicolor, y luego los dejaremos reposar entre 6 y 8 horas.

Otro método consiste en guardar los cristales en el interior de geodas naturales o cuencos cóncavos de amatista o cuarzo hialino mientras los dejamos "descansar" entre sesiones o trabajos. Podemos potenciar el efecto de recarga si exponemos, mientras tantos, las geodas o cuencos al sol o a la luna, y los rodeamos con cuatro cristales de cuarzo hialino con las puntas orientadas a los puntos cardinales.

También podemos recargar un cristal visualizando la luz de la luna, preferiblemente en fase llena, cuando deseamos una energía especial, más intuitiva, esotérica y reconcentrada; que luego nos ayude en nuestro proceso de búsqueda interior o durante nuestros trabajos mágicos.

Consejos eficaces


Introducir un cristal en nuestra vida


Antes de programar un nuevo cristal, debemos limpiarlo de vibraciones negativas siguiendo alguno de los métodos que ya conocemos, y después tenemos que recargarlo de energía para poder programarlo. Un procedimiento muy efectivo es colocarlo en el centro de un círculo formado por otros cristales de nuestra colección (ya limpios y recargados), para que ellos lo integren y le aporten su energía, así como toda la valiosa información que ellos ya tienen sobre nosotres (gustos, carencias, pensamientos, sentimientos, deseos, emociones, preferencias...). Como si le dieran la bienvenida a nuestra pequeña familia, dejaremos que el recién llegado absorba las vibraciones de los demás cristales durante un día y una noche. Este proceso facilitará el trabajo posterior de sintonización con este cristal, haciendo que éste sea más breve y positivo, favoreciendo así su futura programación.

Dejar descansar el cristal


Los cristales también se "cansan" de trabajar, como nosotros. Pierden su carga energética y sus efectos empiezan a desaparecer. Por eso es importante darles unas horas o días de descanso después de cada recarga antes de volver a meditar con ellos, llevarlos encima o introducirlos en una trama. Como unas pequeñas vacaciones (cuanto más largo haya sido su tiempo de programación, más tendremos que dejarlo reposar) antes de volver al trabajo.

Trabajo en equipo


Los cristales más pequeños tienden a descargarse más deprisa, como norma general, y a contaminarse Por ello, si nuestra colección cuenta con ejemplares no muy grandes, podemos programarlos en forma de redes cristalinas en vez de manera individual, para que varios cristales trabajen a la vez con un mismo objetivo y de manera más efectiva. En este link podéis aprender cómo trabajar con tramas cristalinas.

Re-programar un cristal


Los cristales no quedan limitados a un sólo objetivo una vez programados, sino que podemos liberarlo de esa programación limpiándolo o visualizando la desintegración de cualquier programa previo para transmitirle que ya no es necesario que siga trabajando en ello, y que queremos darle una nueva dirección. Para ello es importante recargarlo y dejarlo descansar después de "desprogramarlo", para que recupere su vibración natural y original, antes de utilizarlo para una programación nueva y diferente.

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